Para un ingeniero de procesos, ser fluido significa más que saber qué vino pedir en un restaurante elegante. En las operaciones de la planta, el acabado de la superficie menos  recipiente de proceso, tuberías y componentes relacionados pueden tener efectos profundos en el rendimiento de un sistema de fluidos. La rugosidad de la superficie puede afectar la resistencia al flujo del fluido (fricción), la adsorción/desorción, el crecimiento de bacterias, la acumulación de productos químicos de un fluido de proceso, la formación de corrosión, la caída de presión, etc. En última instancia, la suavidad de un acabado de la superficie puede afectar la vida útil y los costos de mantenimiento. En una mirilla, por ejemplo, la rugosidad de la superficie tanto del vidrio como del anillo de montaje metálico son críticas para lograr un buen sellado en la instalación.

Especificaciones cada vez más estrictas están creando una mayor demanda de acabado superficial mejorado en la mayoría de los componentes metálicos que forman parte de los equipos de proceso. En particular, las industrias farmacéutica y biotecnológica requieren que las superficies en contacto con los medios de proceso tengan acabados que cumplan con la Norma ASME-BPE-2009. Esta norma proporciona especificaciones para el diseño, fabricación y aceptación de recipientes, tuberías y componentes relacionados para su aplicación en equipos utilizados por las industrias de bioprocesamiento, farmacéutica y de productos de cuidado personal. Esta norma incluye aspectos relacionados con esterilidad y limpieza, materiales, dimensiones y tolerancias, acabado superficial, unión de materiales y sellos.

Para conocer las técnicas comúnmente utilizadas para reducir la rugosidad de la superficie de los metales utilizados en recipientes de fluidos, tuberías y componentes relacionados, solicite su copia gratuita del documento técnico de L.J. Star, Acabado superficial: una característica importante en los componentes del sistema de fluidos.